La influencia de la temperatura en nuestro estado de ánimo es enorme. Un trabajo eficiente, un sueño correcto, un buen humor: las condiciones térmicas de las habitaciones utilizadas influyen en todo esto. La temperatura que reina en casa decide cómo nos encontramos. Aún más, un equilibrio térmico adecuado de casas y pisos ayuda a la salud del aparato respiratorio, el aparato circulatorio y también condiciona la energía vital del hombre. La comodidad térmica en las casas que no están ni calentadas en exceso ni enfriadas hasta temperaturas demasiado bajas reduce nuestra morbilidad, en particular de catarro de las vías respiratorias superiores.
Además de una buena ventilación, una gran dosis de luz solar, una humedad adecuada y también unas condiciones apropiadas para el sueño, el equilibrio térmico es una característica clave de una casa confortable.
Porque la casa es el entorno más próximo al hombre, el lugar para «cargar las pilas». Últimamente también trabajamos en casa muy a menudo, por lo que nuestro funcionamiento en un plano social y psicológico depende de las condiciones reinantes en ella. No solo se trata de la comodidad térmica, sino de la comodidad de la vida diaria. En otras palabras, cuando la temperatura de las habitaciones está adaptada a sus funciones – adecuada en el salón, el baño, el dormitorio, etc. – nos sentimos mejor y aprovechamos de manera más efectiva el espacio de la casa. La temperatura que regulamos en las habitaciones depende de nuestras necesidades.
El microclima adverso que reina en los edificios no solo rebaja el estado de ánimo de los adultos, también el estado psicofísico de los niños, que enferman más a menudo y asimilan peor los conocimientos.
A esto se suma el cambio de nuestro estilo de vida en los últimos años: pasamos cada vez menos tiempo al aire libre, cada vez más en edificios en los que nos relajamos, desarrollamos nuestra vida social y profesional.
La complicada situación epidemiológica en el mundo con la que nos enfrentamos desde hace un año y medio acentúa aún más el peso de los argumentos que hablan de un cambio de estilo de vida de las personas en relación con el siglo pasado. Es un hecho que pasamos en las habitaciones decididamente más tiempo que antes. La temperatura de los interiores por fuerza tiene que influir sobre nosotros de manera similar a la que influye el tiempo o las condiciones atmosféricas: ayuda o dificulta la actividad natural. Al estar en casa durante largas horas, durante días enteros, deberíamos velar por que su microclima sea lo más beneficioso posible para nosotros.
Para empezar, la temperatura en los interiores domésticos debería estar adaptada a las necesidades individuales de los habitantes. Aunque ciertas normas se aplican para todos.
La comodidad térmica de los interiores se rige por sus propias reglas y está íntimamente relacionada con la fisiología del organismo humano. Merece la pena conocer el justo medio. Por una parte, unas temperaturas bajas durante mucho tiempo (se considera que por debajo de 18℃) provocan un enfriamiento del organismo, un descenso de la eficiencia y una mayor susceptibilidad a las infecciones. Por otra parte, una temperatura de los espacios utilizados por encima de los 21℃ hace que comiencen a secarse las mucosas de las vías respiratorias y las conjuntivas, lo que también reduce la resistencia a las infecciones y crea unas condiciones para el desarrollo de alergias, asma. El sobrecalentamiento también contribuye a los trastornos de la concentración, una mayor sudoración (es decir, pérdida de electrolitos) e incluso problemas cardíacos.
¿Qué temperatura es óptima? En el salón/la oficina unos 20℃. Con estos parámetros de calefacción normalmente nos sentimos mejor, estamos más concentrados, llenos de vigor y, por lo tanto, productivos. Una temperatura por encima de 21℃ (hasta 25℃) es la más adecuada en el baño durante la ducha.
En principio, en la cocina la temperatura debería ser más baja que en el salón (la habitación en la que estamos más frecuentemente), ya que la calentamos sistemáticamente al cocinar las comidas. Así que parece que aquí 19℃ es una temperatura óptima.
Con toda seguridad aumentará nuestra satisfacción ser conscientes de que el edificio es neutro para el medio ambiente y energéticamente eficiente. Nos gusta saber que nuestra casa no contamina la naturaleza, valoramos el hecho de que sea económica, que suponga un ahorro en el presupuesto doméstico. Estos factores también aumentan el prestigio y mejoran la valoración social de los hogares.
El sueño es una necesidad fisiológica básica del organismo, sin el cual el hombre no puede funcionar correctamente. Por ese motivo la temperatura de la habitación en la que dormimos es otro importante aspecto de esta cuestión.
El sueño regenerador vale su peso en oro – devuelve la energía, ayuda a evitar enfermedades – pero, a pesar de las apariencias, su higiene requiere cumplir las condiciones adecuadas.
Se acepta que la temperatura ideal para el sueño son 17-19 ℃, es decir, más baja que para la actividad que realizamos a lo largo del día. En el dormitorio deberíamos sentir claramente algo más de fresco que en el salón.
Merece la pena recordar esto, ya que al sobrecalentar la habitación en la que dormimos obligamos al organismo a poner en marcha el mecanismo de termorregulación. Aumenta la circulación sanguínea y el cuerpo se baña en sudor. Al concentrarse en un continuo enfriamiento nuestro organismo no descansa como debería. Nuestro sueño es ligero, intranquilo. Por la mañana nos levantamos mojados, debilitados, con menos reflejos y escasas ganas de pasar a la acción. Pero no solo las condiciones «de invernadero» reducen la calidad del sueño. También aparecen consecuencias negativas en la situación contraria. Si en el dormitorio hace demasiado frío nos levantamos helados, con catarro y dolor de garganta.
A pesar de que los valores de temperatura indicados para las diferentes habitaciones de la casa parecen ser universales y estar bien promediados, la temperatura óptima para el trabajo, el baño o el sueño puede ser distinta para cada uno. La percepción del calor es una cuestión muy individual.
En la percepción del calor puede influir todo: la edad, el género, el estado de salud, las emociones, nuestro estado de ánimo un determinado día. Por ese motivo, para adaptar el funcionamiento de la calefacción merece la pena equipar la casa con sistemas de control modernos.
Los controladores de temperatura de habitación, los centros de conexiones, los actuadores, los cabezales de radiador inteligentes: he aquí dispositivos que garantizan el mayor control de los parámetros de calefacción. Vigilan la temperatura que reina en casa.
Recordemos que de las condiciones en la vivienda que influyen en la salud y el estado de ánimo del hombre las más importantes son: la calidad del aire, la temperatura y la humedad. Podemos influir positivamente sobre todos estos factores invirtiendo en tecnologías modernas dirigidas al sector de la construcción y las instalaciones.
Los sistemas de control de la calefacción SALUS Controls permiten un cambio sencillo de los parámetros de calefacción en función de la hora del día, la actividad de los habitantes o el destino de una determinada habitación. Gracias a ellos también podemos limitar la calefacción de habitaciones no utilizadas o reducir la temperatura en ellas cuando permanecemos fuera de casa durante mucho tiempo, lo que se traduce en un menor consumo de combustible para calefacción.
Los controladores de temperatura y los demás elementos de los sistemas de control son muy elásticos. El control individual de la temperatura de las habitaciones permite influir de manera sencilla y rápida en el clima de la casa: allí donde es necesario hace más calor y allí donde es necesario hace más fresco. Sin embargo, en una situación en la que nuestras necesidades cambian de repente, por ejemplo, queremos que haga más calor en el dormitorio, no en el salón, porque nos hemos resfriado y estamos en la cama, con un clic en la aplicación móvil cambiamos los ajustes actuales. Los algoritmos de control adaptan la temperatura a las nuevas indicaciones.
Una serie de productos en la que merece la pena interesarse especialmente es la línea SALUS Smart Home, que permite no solo el control de la calefacción, sino también la creación de una casa inteligente según las preferencias personales.
El sistema inteligente lo forman dispositivos que permiten el control y la regulación de la temperatura de forma individual en cada habitación desde cualquier lugar del mundo (a través de internet). También permiten controlar el funcionamiento de la caldera, la bomba de calefacción central, ACS u otro dispositivo de calefacción/refrigeración. Además de los controladores de temperaturas alimentados desde la red o por baterías, la serie incluye:
La configuración, el proceso de emparejamiento y conexión entre los dispositivos en la aplicación móvil es sencillo e intuitivo. SALUS Smart Home es uno de los sistemas con un manejo más sencillo y un funcionamiento más eficiente disponibles en el mercado.
Puesto que solo gracias a un control inteligente de la instalación de calefacción conseguimos:
Resumiendo, los sistemas inteligentes de control de la calefacción solo aportan beneficios a los habitantes de la casa. Un horario de temperaturas adaptado no solo al estilo de vida, sino también a las necesidades del organismo es para nosotros beneficioso en todos los aspectos: saludable, psicológico, social y profesional.
Un distribuidor de SALUS Controls:
QL CONTROLS Sp. z o.o., Sp. k.
ul. Rolna 4, 43-262 Kobielice,
Silesia, PL,
NIP: 638 180 68 25,
KRS: 0000440955,
oficina: +48 32 700 74 53,
servicio: +48 32 750 65 05,
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