La influencia del hombre en la naturaleza es perjudicial (ver: Smog: ¿cómo se forma y por qué es peligroso?). El desarrollo de la civilización destruye el medio ambiente y contribuye a la aparición de peligrosas enfermedades. La quema de basuras, la emisión de polvos y toxinas a la atmósfera, el desperdicio de energía: ese es nuestro día a día. No podemos prever cuándo nos alcanzará una catástrofe ecológica, pero si no hacemos algo o si hacemos poco, no será un futuro muy lejano. Una serie de catástrofes pueden afectarnos a nosotros, a nuestros hijos y casi con toda seguridad afectarán a nuestros nietos.
Esta sensibilización es necesaria para movilizarse e introducir cambios y buscar respuesta a la pregunta: ¿qué podemos hacer en nuestro reducido alcance para no permitir esto? ¿Cómo no desperdiciar energía y reducir la llegada de contaminantes al aire? Las variantes – aparte de cambiar una caldera de carbón por una ecológica – son muchas.
Podemos:
Incluso las tecnologías de calefacción más ecológicas no son energéticamente eficientes si el calor escapa del edificio a través de puertas y ventanas no herméticas. Esto provoca un consumo innecesario de energía debido al prolongado calentamiento de las habitaciones, enfriadas como consecuencia de un mal aislamiento.
En el caso de edificios de nueva construcción la eficiencia energética es impuesta por el Ministerio de Infraestructuras ya en la etapa de diseño y construcción. Algo similar ocurre en los edificios totalmente modernizados. Los últimos parámetros para las licencias de casas unifamiliares están determinados por los reglamentos WT2021, que entrarán en vigor desde comienzos de enero de 2021. Hasta ese momento – es decir, todavía durante dos meses – están vigentes las normas menos restrictivas contenidas en WT 2017. Debido al desarrollo de la tecnología y la construcción, la actualización de estas directrices tiene lugar de media cada 5 años.
Pero, ¿qué podemos hacer nosotros mismos durante el uso de nuestras casas? Especialmente las más antiguas, cuyos estándares energéticos son, en general, insuficientes.
¿Qué hay que recordar para retener el calor en casa?
El desperdicio diario de energía es una plaga. Esta desatención tiene un coste tanto financiero como ecológico: no apagamos las luces, no retiramos los cargadores de los enchufes, dormimos con las lámparas de noche encendidas. No siempre prestamos atención tampoco a la clase energética de los dispositivos que utilizamos cada día. Sumando estos y otros muchos descuidos provocamos involuntariamente un aumento gigantesco de los costes de funcionamiento de nuestras casas y una pérdida injustificada de energía.
La domótica de la marca SALUS Controls – equipada con la serie Smart Home – es una solución que permite optimizar el funcionamiento de los aparatos domésticos. Ante todo, gracias a los escenarios de funcionamiento debidamente programados, los controladores de temperatura, Smart Plugs o los relés inteligentes no solo pueden controlar la calefacción, sino también la iluminación y los dispositivos eléctricos del tipo ON/OFF. Por ejemplo, a una hora determinada se corta la alimentación de determinados dispositivos, lo que reduce automáticamente el consumo de energía. Basta con crear una regla que lo apague todo a medianoche.
Además, la aplicación gratuita SALUS Smart Home registra el consumo de energía de los dispositivos controlados mediante enchufes inteligentes (Smart Plug), indicando las mayores fuentes de absorción. El historial de consumo (gráficos claros) permite realizar un cálculo inequívoco. Ya no vas a ciegas: ¿el radiador del pasillo, la lámpara del dormitorio, el ordenador? ¿Qué dispositivos no funcionan eficientemente y requieren un cambio de modo de trabajo? ¿Cuáles no son ecológicos? ¿Cuáles hay que sustituir por otros nuevos? Teniendo datos concretos podemos saber qué vigilar.
No debería ser una sorpresa para nadie – aunque lo es – que la mayor parte de energía consumida durante el funcionamiento de la casa la absorbe la calefacción: es más de un 70% de las necesidades de energía del edificio. Por eso es importante hacerlo «con cabeza», adaptando el calor de las habitaciones a sus funciones y a la hora del día. Merece la pena que en el dormitorio haga más fresco que en el salón y está bien mantener en el salón una temperatura económica (y no cómoda o lo contrario: demasiado baja) durante periodos prolongados de ausencia de los habitantes. Estas comodidades aparentemente pequeñas no solo aumentan el confort de vida y contribuyen a una mejor salud, sino que también son un alivio para la naturaleza sobrecargada por las consecuencias del desarrollo de la civilización. Esta microescala de nuestras actuaciones proporciona macroresultados.
También es necesario recordar que los ciclos incontrolados de calentamientos y enfriamientos no ayudan a un funcionamiento estable de la instalación de calefacción y aumentan las averías de la misma.
Los controladores de temperatura de la marca SALUS Controls limitan la actividad innecesaria del dispositivo de calefacción, manteniendo en las habitaciones una temperatura individual, programada por los habitantes. Suministran tanto calor como es necesario, eliminando el incómodo y perjudicial efecto para el medio ambiente del sobrecontrol.
El control de la temperatura en casa reduce las pérdidas de energía. No solo el cambio de la caldera y el combustible para calefacción, sino también un control inteligente de la calefacción central es una solución altamente ecológica.
En primer lugar, al ajustar la temperatura de las habitaciones a nuestras necesidades actuales (por ejemplo, 23 grados en el baño, 21 grados en el salón, 19 grados en el dormitorio) evitamos calentar en exceso las habitaciones menos frecuentadas y pagar de más por un calor que no necesitamos.
En segundo lugar, los controladores de habitación SALUS Controls tienen un funcionamiento elástico. Su función principal es mantener en las habitaciones la temperatura programada (horarios de calentamiento). Sin embargo, esto no significa que estando fuera de casa no tengamos influencia sobre el funcionamiento de nuestros dispositivos de calefacción. Gracias a la serie SALUD Smart Home, desde la oficina, el hotel, podemos regularlo en todo momento. Los controladores funcionan según horarios, pero también tienen en consideración la decisiones inmediatas del usuario.
En tercer lugar, el control de la calefacción ayuda a reducir las pérdidas energéticas durante la utilización diaria del edificio, lo que se traduce en protección del medio ambiente, una mejora de la calidad del aire que respiramos (reducción del smog) y también una reducción de los costes domésticos.
Un distribuidor de SALUS Controls:
QL CONTROLS Sp. z o.o., Sp. k.
ul. Rolna 4, 43-262 Kobielice,
Silesia, PL,
NIP: 638 180 68 25,
KRS: 0000440955,
oficina: +48 32 700 74 53,
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